Existen muchas definiciones sobre que es la Inteligencia, podemos decir que es un conjunto de habilidades de solución de problemas, que posibilita al individuo la generación de soluciones eficientes en el momento apropiado . Debemos destacar que cada persona nace con “conjunto de inteligencias” que están marcadas por la genética, pero que no determinan futuros predecibles, ya que el desarrollo de las mismas va a depender del entorno en el cual crezca, de las experiencias, las motivaciones y los estímulos; también es posible afirmar que siempre se pueden adquirir nuevas capacidades.

Si nos remitimos a su origen, en latín inteligencia se escribe inteligere, que es una palabra compuesta por dos vocablos: intus “entre” y legere “escoger”, podemos entonces decir que es “saber escoger entre varias opciones”.

Howard Gardner en su libro Estructuras de la mente desarrolla en 1983 su teoría de las Inteligencias Múltiples, en el cual expone que una persona posee múltiples formas de pensar y de aprender e identifica ocho tipos diferentes de inteligencia: lógica, lingüística, corporal, espacial, musical, naturista, interpersonal e intrapersonal. A partir de allí la inteligencia deja de ser vista como una sola y comienza a verse como un conjunto de capacidades independientes y distintas, donde cada persona tiene “mayor facilidad” para una o varias de ellas. Motivo por el cual cuando resolvemos “inteligentemente” un problema cada individuo lo hace combinando de manera diferente sus inteligencias, cabe destacar que cada persona tiene una combinación única de capacidades.

Las emociones son impulsos para actuar y reaccionan en base a memorias que tenemos guardadas en la amígdala que se encuentra en nuestro sistema límbico (cerebro emocional o mamífero, según el modelo triuno). Las reacciones emocionales son mecanismos de supervivencia que se guían por recuerdos enraizados en nosotros. Las emociones no son buenas ni malas, no se pueden evitar pero si modelar, son necesarias y pueden llegar a ser perjudiciales debido al retraso genómico (somos personas que vivimos en un mundo moderno y evolucionado con un cerebro preparado para vivir y reaccionar en la prehistoria); a pesar de esto las emociones son muy necesarias. Existen 6 emociones primarias: miedo, ira, tristeza, alegría, sorpresa y aversión; estas emociones no dependen de la cultura, vienen genéticamente programadas y son universales y al contrario de las emociones secundarias no se enseñan ni se aprenden.

Las emociones secundarias nacen a partir de la combinación de emociones primarias y dependen (al parecer) de las diferentes culturas y personas. Existe un gran número de ellas como por ejemplo: compasión, solidaridad, envidia, desprecio, vergüenza, optimismo y muchas más. Lo importante es que este tipo de emociones se enseñan y se aprenden; motivo por el cual debemos estar muy atentos a transmitirlas a los alumnos desde niños.

La inteligencia emocional es aquella que nos permite manejar nuestras reacciones emocionales convirtiéndolas en respuestas emocionales acordes a cada situación. A través de la inteligencia emocional podemos reconocer nuestras emociones y transformarlas en sentimientos en el momento adecuado, logrando así bienestar no sólo para con nosotros mismos, sino también para con el entorno.

La inteligencia, puede o no tener importancia cuando las emociones son las que mandan. Es por ello que debemos aprender a usar nuestras emociones de manera inteligente y entrenar al cerebro racional mediante herramientas que nos permitan aumentar nuestras respuestas racionales.

Si tenemos en cuenta las diferentes inteligencias definidas por Gardner, podemos determinar el coeficiente emocional como la combinación de la inteligencia intrapersonal (nos permite autocomprendernos, tener acceso a nuestra propia vida emocional y sentimental) y la interpersonal (aquella que nos faculta conocer a los demás). Este coeficiente es el que nos permite decidir sobre la moralidad de las inteligencias intelectuales, las cuales al ser amorales pueden ser utilizadas de manera constructiva o destructiva. Por esto Daniel Goleman define a este tipo de inteligencia como la inteligencia madre. De allí su expresión: “Las personas son contratadas por sus habilidades cognitivas y son despedidas por su falta de habilidades emocionales” .

Actualmente el Efecto Flynn, que indicaba que cada generación era intelectualmente mejor que la anterior, ha dejado de tener efecto y el coeficiente intelectual ha comenzado a disminuir, se espera que surjan grandes cambios en el sistema educativo para que éste vuelva a lograr los mismos resultados. Es entonces altamente recomendable aumentar las capacidades emocionales de las personas para que las mismas mantengan o incrementen el coeficiente de éxito, y logren enfrentar eficientemente todo tipo de situaciones.