Estoy convencida que si los adolescente y jóvenes de hoy, futuros padres, entienden la IMPORTANCIA de la educación para poder cambiar las grandes falencias del mundo, encararán de manera diferente la crianza de sus hijos y la misma no recaerá solamente en las Instituciones Educativas. Obviamente hay que esperar, el proceso es largo.

A mi parecer la Inteligencia Emocional es lo que hoy hay que desmitificar (no es algo hippie, no es llorar, no es cosa de personas sensibles) y ponerla sobre mesa de discusiones sobre nuevas enseñanzas para hoy y para el futuro.

Si bien la sustentabilidad se basa en tres pilares: ecológico, económico y social, y la educación se encuentra en este último; como personas comprometidas con un futuro mejor para el mundo, debemos darle mucha relevancia pudiendo llegar a definirla como un cuarto pilar, destacando la importancia de educar nuestro cerebro y manejar las emociones (en la medida de lo posible) para después transmitirlo y contagiarlo a través de nuestros actos.

Como aprendimos desde chiquitos “siempre se empieza por casa”. Y Educarnos Emocionalmente implica tomar conciencia del importante rol que TODOS tenemos como educadores, sea cual sea el ámbito en el que nos desarrollemos.

Quiero agradecer a Junior Archievent Argentina y Microsoft, por brindarme la oportudad de aprender nuevamente a escribir código.

A Rebeca Echegoy y a María Lehmann de la fundación que siempre estuvieron atentas a cualquier requemiento o duda.

Al Hernán Javier Aldana Marcos y Rosana Fernandez Coto por enseñarme y contagiarme la pasión por la neuroeducación. No me olvido de mis compañeros de la diplomatura que me enseñaron y me enseñan tanto.

A mis alumnos que me enseñan todos los días y están predispuestos a incursionar en nuevos métodos.

Obviamente a mi familia que cambia cosntantemente su rutina diaria para darme más espacio y siempre se interesan por las novedades que tengo para contarles.

Por último (y no menos importante) a Mi Amiga Diana que se prende y me ayuda con mis ideas