HABLEMOS DE AUTOESTIMA

¿QUE ES LA AUTOESTIMA?



La autoestima es el concepto que hace referencia al amor hacia una misma; tiene que ver con la manera que tenemos de relacionarnos con nosotras mismas, de tratarnos y, en definitiva, de valorarnos. Incluye todo tipo de creencias, comportamientos y actitudes hacia nosotras mismas.

La autoestima no es un concepto estable a lo largo de la vida; lo que vivimos y cómo lo vivimos la va moldeando y modificando, haciendo que esta pueda estar muy alta (ser muy positiva) en algunos momentos y estar más bajita (o negativa) en otras ocasiones. Los rechazos o las malas experiencias, por ejemplo, pueden influir en nuestra autoestima.





Difentes tipos de autoestima



  • Alta y estable: Cuando disfrutamos de una autoestima alta y estable, nos sentimos seguras de nosotras mismas y nuestras acciones reflejan esta seguridad. Así, podríamos decir que es positivo tener este tipo de autoestima, porque los acontecimientos externos influyen muy poco en ella (ya que es sólida y estable por sí misma). Es una autoestima que, en muchos casos, se ha tenido que trabajar (por ejemplo, trabajando en nosotras mismas, conociéndonos y autocuidándonos, acudiendo a terapia, etc.). Como aspecto positivo de este tipo de autoestima, las que la tienen, son personas con cierta facilidad para defender su punto de vista sin miedo al qué dirán o al rechazo.
  • Alta e inestable: Se trata de una autoestima que suele estar alta (o ser positiva), pero que no se mantiene constante en esos niveles. Así, las circunstancias externas pueden alterar fácilmente este tipo de autoestima. En general, las personas con esta autoestima responden con una actitud crítica frente al fracaso, ya que lo perciben como una amenaza. Defienden su propio punto de vista pero no aceptan el de los demás. Además, esta inestabilidad de la que hablábamos, conduce al sujeto a preocuparse por mantener estable la autoestima, lo que hace que, en muchas ocasiones, la intente preservar “a cualquier precio”.
  • Baja y estable: En estos casos, hablamos de personas con bastante inseguridad personal, a las que las críticas o el rechazo puede hacerles “tambalear” esa poca seguridad que les queda. Por otro lado, su baja autoestima es estable en el tiempo, por lo que les cuesta mucho confiar en sí mismas, comprometerse realmente con los demás, probar cosas nuevas o arriesgarse, etc. Es decir, su baja autoestima casi siempre se mantiene así. Es un tipo de autoestima muy frecuente en personas con tendencia a la depresión. Personas que, además, suelen tener una mentalidad pesimista y que no suelen percibir sus logros personales como tal.
  • Baja e inestable: Es quizás la autoestima más “caótica” de todas porque la persona se muestra insegura consigo misma, no cree en ella, pero a veces tiene “subidones” de autoestima (que no suelen durar mucho). Suelen ser personas muy sensibles que se dejan influenciar bastante por los eventos externos. Por ejemplo, ante un éxito, su autoestima sube, pero la euforia se termina rápido y entonces vuelven los niveles bajos de autoestima. En este sentido, la inestabilidad que presentan también puede aparecer en otras facetas de su vida, y sobre todo, en su bienestar emocional. Este tipo de autoestima es típica de personas con trastorno límite de la personalidad (TLP), por ejemplo. También, en personas narcisistas, que aunque parezca que gozan de una gran autoestima, la realidad es que sus rasgos narcisistas a menudo son una “máscara” para tapar sus grandes carencias de amor propio.
  • Inflada: Es aquella que tienen las personas que se creen mejores que el resto, que son incapaces de escuchar a los demás y mucho menos de aceptar o reconocer un error (no tienen capacidad de autocrítica). Su autoestima se encuentra tan sumamente abultada y exagerada que se creen con el derecho de menospreciar a los que están alrededor. Este tipo de autoestima genera conductas muy negativas y hostiles.




Causas de una baja autoestima



Entre las múltiples causas de una baja autoestima podríamos destacar:

  • Los abusos físicos, sexuales y emocionales (más aún si se han producido a una edad temprana).
  • Sufrir discriminación de cualquier tipo. Por ejemplo, bullying.
  • Sufrir la pérdida de un ser querido.
  • Sentir fracaso a la hora de cumplir con las expectativas paternas (también de la de los profesores y/o figuras de referencia).
  • Haber visto desatendida sus necesidades básicas en la infancia.
  • Sentir que no se encaja en el colegio/instituto, el “bicho raro”.
  • Afrontar situaciones de desempleo o condiciones laborales precarias.
  • Verse empujado por la presión social para seguir determinadas normas.
  • Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas o impacten en su calidad de vida.
  • Padecer exclusión social.




Consecuencias de una baja autoestima



Entre las múltiples causas de una baja autoestima podríamos destacar:

  • Insomnio: los trastos del sueño se suelen asociar con el estrés o el exceso de responsabilidades. También puede estar relacionado con la baja autoestima, y es que sentir frustración e insatisfacción con nosotros mismos puede convertirse en algo que afecte a nuestro descanso.
  • Depresión: cuando alguien tiene la autoestima baja te ocasionar tener siempre presente que no eres capaz de hacer nada. Sienten que no merecen ser felices, que no se merecen nada en la vida… y esto es una entrada directa en un trastorno depresivo.
  • Hipertensión: entre las primeras causas de la hipertensión están la obesidad, el sedentarismo y el estrés emocional. Pero, la hipertensión también se relaciona con la baja autoestima, y esto se debe a que el pesimismo vital que produce en todas las áreas de la vida de la persona conducen al sedentarismo. Es habitual que la persona haya reducido sus actividades al mínimo.
  • Trastornos alimentarios: la baja autoestima suele estar muy relacionada con el abandono de nuestra apariencia y por tanto, va de la mano con los trastornos alimentarios. Es común que las personas sientan que han perdido toda estabilidad emocional y que se refugien en la comida como fuente de placer.
  • Autolesiones: en algunas ocasiones la baja autoestima llega a situaciones extremas y la persona puede llegar a pensar que no merece vivir. Por lo tanto, los intentos de autolesiones van a estar latentes. Tengamos en cuenta que la persona no es capaz de ver lo que vale, no se siente querida, y se ha sumergido en un bucle de pesimismo por ello en los casos más extremos aparece la idea de querer terminar con esa vida tan negativa y frustrante que siente.
  • Pobre autoconocimiento: las personas con baja autoestima suelen tener un pobre conocimiento de sí mismas dado que únicamente focalizan la atención en sus aspectos negativos. Desconocen cuáles son sus fortalezas, sus deseos y sus necesidades. Les cuestan saber cuáles son los límites y cómo ponérselos a los otros. Esto le genera emociones negativas y mucho malestar. El autoconocimiento es vital para el desarrollo de las personas de forma completamente plena.