Tener un segundo cerebro, tanto en el papel como de forma digital, es ideal para plasmar esas ideas que no queremos que ocupen espacio en nuestra memoria sin necesidad de descartarlas. En el momento en que las palabras quedan escritas, dibujadas o de cualquier modo registradas sobre otro soporte, liberan espacio en nuestra memoria, para así poder enfocarla en pensamientos más relevantes.
Podemos usar una libreta o un anotador que tengamos disponible. Esta posibilidad brinda el ejercicio físico de escribir cada letra y puntuación con nuestra propia mano, lo que favorece la memoria y a menudo da satisfacción a aquellos que disfrutan del aspecto artístico de la escritura. Aun así, es recomendable tener cuidado con perder u olvidar dónde se anotaron las cosas.
También podemos usar aplicaciones como Notion o un bloc de notas, o simplemente documentos de Word, incluso mensajes de Whatsapp. Este medio resulta práctico ya que además de que la escritura es más rápida, es posible subir un archivo con las ideas a una nube digital y así acceder a él desde otros dispositivos en cualquier momento. Sin embargo, depende del correcto funcionamiento de cualquier dispositivo.